El término (Catch-22) procede de la novela de Joseph Heller del mismo título, publicada en 1961, en la que se narra la historia de un piloto estadounidense en la Segunda Guerra Mundial que trata de evitar entrar en combate haciéndose pasar por loco. Paradójicamente, el artículo 22 del reglamento establece que nadie en su sano juicio querría pilotar un bombardero en semejantes circunstancias, de modo que su alegación demuestra que, en realidad, está cuerdo y que debe seguir pilotando:
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