Este tipo de delincuentes suelen hacerse con el número de la tarjeta de crédito con el criptograma que aparece en la parte posterior, así como el nombre de su propietario y la fecha límite de validez.
Con esos datos operan por internet, sustrayendo pequeñas cantidades, de menos de 200 euros, con la esperanza de que la víctima del robo se dé cuenta lo más tarde posible:
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