Según relata el periódico, los responsables de este gran golpe sólo tuvieron que rellenar unos papeles falsos y en menos de noventa minutos eran los nuevos propietarios del edificio.
El golpe, según sus promotores, buscaba demostrar el peligro de una fisura legal que existe en la normativa local por la que no se requiere la intervención de un funcionario para verificar la información aportada en este tipo de transacciones:
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